EL PAPEL DE LA RESILIENCIA EN LOS PROCESOS DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL, PROFESIONAL Y SOCIO-OCUPACIONAL
Diana
Marcela Méndez Gómez[1]
En una época tan compleja como esta de
globalización en todo su furor: pérdidas de empleos y de puestos de empleos,
cierre de negocios y empresas, crisis económicas y políticas en la mayoría de
países del mundo y aumento en los niveles de desinformación e infoxicación en
donde la única constante es el cambio cabe preguntarnos ¿qué papel juega la
resiliencia en los procesos de orientación vocacional, profesional y
socio-ocupacional?.
En primer lugar se asume la resiliencia
como esa capacidad que tenemos particularmente los seres humanos de superar
circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, una
enfermedad terminal, un desastre natural, una pandemia. En suma como esa
capacidad que nos permite superar el dolor y potenciar la felicidad. También se
le puede asumir como la capacidad de adaptarse a situaciones no conocidas y
esta situación a nivel mundial de permanente cambio de la cual nos hizo
consciente tanto la globalización como la pandemia por Cov-19, pone en
evidencia una serie de reflexiones en términos de preguntas en clave del tema
que nos convoca de Orientación Vocacional, Profesional y Socio-Ocupacional y
cuyo primer llamado es a realizar un consenso en torno a cada uno de estos
conceptos.
En concordancia, las transformaciones a la
familia, las instituciones religiosas y políticas y por supuesto la escuela,
nos invitan a pensarla en clave de enfoque visionario sin pretender ser los
primeros en predecir el futuro con exactitud. En ese sentido, cabe preguntarse
aquello que filósofos como Harari (2018: p.285) pusieron en la mesa del debate
y que tienen total relación con el tema que nos convoca en esta semana
Latinoamericana de la Orientación. La primera tiene que ver con ¿qué tenemos
que enseñarle a un niño o niña que ha nacido en 2018 que le ayude a sobrevivir
y a prosperar en el mundo de 2050 o del siglo XXII? ¿Qué tipo de habilidades
necesitará para conseguir trabajo, comprender lo que ocurre a su alrededor y
orientarse en el laberinto de la vida?, la misma pregunta aplicaría para el
caso de los orientadores en torno al tema de la OV ¿qué herramientas,
habilidades, capacidades, competencias y actitudes es necesario que desarrolle el
orientador para responder a los retos y desafíos en la sociedad de la
incertidumbre?
No en vano los organismos internacionales
se presentaban preocupados por el aumento de jóvenes en nuestros países sin
unas opciones reales de acceso a la educación superior o al mundo de la
ocupación y del trabajo en lo que se ha denominado como la generación nini (ni
estudian, ni trabajan), estrategias como la articulación de la educación media con la educación superior, la
vinculación para el caso colombiano de entidades como el Servicio Nacional de
Aprendizaje -SENA- y otras instituciones de corte universitario en los procesos
desarrollados en las Instituciones Educativas Distritales –IED- se mostraron
como la alternativa y la panacea ante la desaparición de los Institutos
Nacionales de Educación Media –INEM- y los Centros Educativos Diversificados
Distritales –CEDID, en donde se contaba con un equipo interdisciplinario para
realizar los procesos de OV, OP y OSO, desde los primeros años de educación
básica secundaria.
Sin embargo, la realidad ha demostrado que
esto es insuficiente en una ciudad como Bogotá en donde cada vez se agrandan
las brechas de desigualdad entre la población y se continua con un aumento
desorganizado y sin planeación que aumenta las cifras de residentes ya no solo
por el tema de la violencia interna sino por el tema de la recepción de
población venezolana en un éxodo sin precedentes.
Hoy tenemos en la realidad más allá de lo
que durante muchos años nos plantearon las películas de ficción, nos
encontramos ante una realidad donde la tecnología permite modificar cuerpos,
cerebros y mentes aumentando la inseguridad e incertidumbre, reduciendo las
acciones de beneficio incluso de los denominados países de bienestar. Hoy la
incertidumbre esta tan marcada que no podemos ni siquiera imaginarnos cómo será
la humanidad en 2050.
Todo este tipo de situaciones pone a los
Orientadores en un constante proceso de aprender y desaprender en donde para
poder ejercer la función principal de orientar y brindar herramientas debe
iniciar el proceso por si mismo. En ese sentido se hace relevante hoy más que
siempre acciones de tipo cooperativo, el fortalecimiento de alianzas, el
desarrollo de habilidades comunicativas,
de creación colectiva del conocimiento y de trabajo en equipo sin las cuales
difícilmente podríamos sobrevivir en términos de función. De allí que los
primeros llamados a desarrollar la resiliencia como esa capacidad de
sobreponernos hemos de ser nosotros, en principio porque “nadie puede dar lo
que no tiene” y porque toda transformación debe iniciar por nosotros mismos.
En otras palabras ¿cómo podríamos
ayudar/apoyar a los estudiantes a que se quiten la paja de sus ojos si nosotros
no hemos avanzado en el proceso de quitarnos la viga de los nuestros?
Bibliografía Consultada
Harari,
N. (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Penguin Random House. Grupo
Editorial. Traducción de Joandomènec Ros.
Méndez, D. y Rodríguez, A. (2013). Experiencia
Pilotaje Orientación Vocacional y Profesional “La Pregunta es el Camino” Colegio
Cedid San Palo Bosa. En: Revista Orientación y Desarrollo Humano
(Investigación Social y Pedagógica). Bogotá, Colombia. Abako Editorial. pp. 62-68.
Méndez, D. (2020). Orientación Vocacional
en Tiempos de Ruido. En: Revista Latinoamericana de Orientación y
Desarrollo Humano. Red Latinoamericana
de Profesionales en Orientación RELAPRO. Recuperado de: http://revistaorientaccion.blogspot.com/2021/03/orientacion-vocacional-en-tiempos-de.html
Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL)
y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) (2017). Perspectivas
económicas de América Latina: Juventud, competencias y emprendimiento.
Recuperado de: https://www.oecd.org/dev/americas/E-book_LEO2017_SP.pdf
[1]
Tesista de Doctorado en Ciencias de la Educación, Universidad Cuauhtémoc.
Magister en Docencia, Universidad de La Salle. Especialista en Alta Gerencia
del Talento Humano, Universidad Central. Trabajadora Social, Universidad
Nacional de Colombia. Miembro de RELAPRO. Actualmente se desempeña como
Directiva Coordinadora en Colegio Paulo VI IED de la localidad de Kennedy en
Bogotá, Colombia. demarcem@gmail.com
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