Fabiola Macias Espinoza
Universidad de Guadalajara, México
Los años 2020 y 2021, trajeron consigo cambios en los
estilos de vida de las personas, tras un fenómeno ocasionado por un virus que
tuvo un impacto en los seres humanos a nivel biopsicosocial y ecológico. Esta
generación fue marcada por este hecho histórico, que hasta el momento no
podemos decir que ha concluido. Sin embargo, permitió resaltar uno de los
aspectos más relevantes en la vida: el valor de la salud física, mental y
social.
La importancia de la salud como un determinante social, tuvo
un impacto en la vida de las personas a nivel social, económico, educativo y
ambiental, cambiando nuestra manera de interactuar y convir.
¿Y qué tiene que ver esta situación con la Orientación ?,
estos hechos que estamos viviendo, han cambiado los modos de hacer educación,
los modos de trabajo y de socialización. Es decir, tras lo que hemos vivido, no
podemos regresar a las formas anteriores de lo que estábamos haciendo. Tenemos
que repensar en cómo podemos generar nuevas maneras de conducirnos en lo que
estábamos haciendo y cómo lo estábamos haciendo.
La Orientación tiene un papel fundamental en estos procesos
reflexivos, al tener un enfoque preventivo, que permite generar un proyecto
tomando en cuenta los contextos actuales.
Sin embargo, cuando vemos los modos anteriores de hacer Orientación,
observamos que algunos están centrados desde un punto de vista adecuacionista,
ya establecido y orientado solo a la profesionalización o a la inserción
laboral, o a la elección de carreras, sin embargo, poco o nada se habla sobre
la salud o como construir un proyecto o un plan de vida saludable.
Mi propuesta es la transición hacia un enfoque de Orientación
“salutogénico”, orientado no solo a
la búsqueda de una carrera, un trabajo o una decisión, sino tal como lo señala
el concepto de salud, a la construcción de un estado de bienestar físico,
mental y social.
La justificación a esta propuesta, esta basada en los
impactos que la pandemia tuvo en la calidad de vida de todas las personas.
Enfermarse no fue solo por el COVID-19, las personas tuvieron impactos en su
vida, por la perdida de un trabajo, por estar en casa encerrados, por la falta
de dinero, o enfermaron por no poder viajar o por ver caer un proyecto que se
estaba construyendo, estos y otros hechos que vivimos, afectaron nuestra
calidad de vida y nuestra salud, sin embargo aquellas personas que contaban con
habilidades, estrategias, redes de apoyo, pudieron afrontar la situación y
sobrellevar este tiempo, avanzando en la construcción de nuevos proyectos de
vida.
Pensar en la Orientación desde la salud, nos permite
construir un nuevo paradigma, por lo que la Orientación no se centraría solo en
los contextos escolarizados y su enfoque no estaría orientado solo en la
atención de los problemas que surgen o acontecen en la escuela, sino que se
hablaría de un enfoque centrado en la persona, pero pensando en los
determinantes sociales que se relacionan en su vida.
Esta propuesta salutogénica, se orientaría desde una
perspectiva de inclusión, diversidad y vulnerabilidad, para poder intervenir de
una mejor manera en la comprensión del proyecto de vida de la persona, lo cual
brindaría estrategias para poder moverse en la compleja e incierta realidad que
tenemos, la pandemia nos dejo sin una estructura clara, siendo un reto entonces
el poder desarrollar proyectos de vida que se adapten a esta nueva realidad.
Para finalizar, habría de repensar entonces en los modos
de hacer Orientación y en el papel del orientador como un agente de
cambio activo, pues tendría que se congruente con su forma de vida y
reflexionar sobre su estilo de vida y su salud desde un enfoque biopsicosocial.
La Orientación vocacional estaría enfocada en la reflexión de
la calidad de vida de la persona y el bienestar que pudiera tener la elección
de una carrera y cómo esa carrera coadyuvaría a fortalecer su calidad de vida y
su salud.
Pensar la Orientación profesional y socio ocupacional,
desde un enfoque salutogénico, nos orientaría en la reflexión de la búsqueda no
solo de un trabajo, sino de un estilo de vida donde el empleo que elijamos
mejore nuestras condiciones en la salud física, mental y social, ser
conscientes de los derechos laborales y de la salud ocupacional, ser
respetuosos con nuestro entorno y nuestros pares, nuestros tiempos y nuestras
rutinas.
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