Dando
continuidad a estos estudios relacionados en la búsqueda de miradas alternativas
al Desarrollo Humano, a partir del 2020(tiempos de pandemia) hemos venido estudiando varios enfoques del Desarrollo Humano desde la
perspectiva occidental de la cual disponemos documentos académicos de referencia
atravesados por el rol dela ONU y sus organismos operativos resumido en documentos del PNUD. Por tal motivo, recientemente retomamos el
estudio del Desarrollo Humano desde otras perspectivas a partir de lo que se ha denominado las perspectivas
del sur. Por tal razón se propone el día 10 de Junio del 2020, iniciar una IAP empezando
de cero para construir otros modelos basados en dichas perspectivas.
En ese
sentido, un enfoque alternativo que
cobra fuerza actualmente en el marco del grupo de investigación de Relapro
sobre: Desarrollo Humano” (GIDH), se configura en los modelos: Abya Yala: buen
Vivir (de sumak kawsai ) representada
por [1] “(Mónica Valencia[2] y Elsa Tovar) de origen
amerindio ancestral y el modelo “Ubuntu (Max Sefotho), una cosmovisión africana”.
Estos modelos ancestrales desde cosmovisiones comunitarias- colectivistas que
incluyen practicas solidarias diversas en
la “búsqueda del bien común de la humanidad”, muchas de ellas con gran
aplicabilidad actual sobre todo en ámbitos rurales (Ej: la minga y el trueque)
representan un enfoque filosófico realmente humanizante, que centra el
desarrollo humano en el bienestar colectivo y en principios éticos universales[3] y totalmente ecológicos-sostenibles como resultado de la
armonía con el medio ambiente. Surgen entonces algunas preguntas tales como:
1. ¿Qué
puede aprender o integrar la Orientación
educativa de los saberes ancestrales?
2. ¿Cómo
se definen las dimensiones existenciales de la vida en el paradigma del “Buen
vivir”?
3. ¿Podría un chamán[4] (sabio ancestral
reconocido por una etnia tradicional en una cultura específica) ser Orientador
educativo?
Desde
esta perspectiva Sherly Osorio comenta:
“El chamán en su entorno es un orientador de vidas,
pero no podría ser Orientador Escolar porque el sistema educativo no se lo
permite, a menos que tuviera la formación profesional que el ministerio exige
para ejercer el cargo. Sin embargo un Orientador Escolar podría tener en cuenta
la sabiduría ancestral que comparte un chamán en lo que refiere al arte del
buen vivir ya que esto contribuiría en la función que le corresponde al
Orientador Escolar en su labor en lo que refiere a contribuir con el
crecimiento humano de los estudiantes.”
“La
Orientación estará dirigida a orientar a los educandos a conocer e interiorizar
las prácticas del buen vivir, que no es otra cosa que aprender a vivir en
armonía consigo mismo y con el otro (comunidades solidarias, no vistas como un
fracaso del capitalismo sino como una forma de avanzar desde la universidad) en
respeto y cuidado del entorno en el que se está inmerso. Habitantes globales
pero no desde el modelo neoliberal, sino desde el pensamiento ancestral que la
tierra no es una pertenencia sino un sujeto de cuidado.
(La
Orientación educativa necesita trabajar sobre el) desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes para que puedan
tomar consciencia de su situación de colonización histórica, para que puedan
volver a sus raíces recuperando sus saberes ancestrales y esto los lleve a la
emancipación que urge en Latinoamérica para una transformación que conduzca a
la equidad y justicia social que tanto necesitamos. El orientador aporta la brújula y los mapas que guían a los estudiantes en el camino del buen
vivir, pero solo es el estudiante quien decide construir sus propias rutas.
[1]
En concreto, el “Buen Vivir”
significa rescatar la armonía entre la naturaleza y el hombre, entre lo
material y lo espiritual, pero en el mundo actual. Construir el futuro es la
meta, y no regresar al pasado. Esto no significa una fe ciega en el progreso
científico y tecnológico, ni un desprecio de las sociedades ancestrales. Al
contrario, un esfuerzo así exige la crítica del “progreso” tal como la
modernidad lo ha concebido y un uso más amplio de los saberes tradicionales. No
se trata tampoco de una valorización ética, como si el uno fuera mejor que el
otro, sino de una perspectiva histórica, capaz de condenar lo que llamamos
“progreso”, calificándolo de “maldesarrollo” y de apreciar los saberes y las
prácticas materiales y simbólicas de las sociedades del pasado. Hoy día, la
tarea principal es el reconocimiento de una pluralidad, en donde cada uno, con
su pensamiento propio, pueda contribuir tanto a la crítica del capitalismo,
como a la construcción del post-capitalismo. Houtart,
F(01/06/2011).El concepto de
sumak kawsai (buen vivir) y su correspondencia con el bien común de la
humanidad. América Latina en Movimiento.
Disponible en https://www.alainet.org/es/active/47004
[2] Sabiduría
no es lo mismo que experticia teórica, la sabiduría abarca mucho más, para mi
comprensión es la misma práctica del valor de vivir y convivir en dignidad, un
solo ejemplo. Un sabio no discute con nadie, no por miedo, sino que sabe que es
perder el tiempo
[3] David Choquehuanca por su parte, insiste mucho
sobre “el consenso comunal” como modo de funcionamiento (2010, 66).
[4] Chamán.
Sabio ancestral reconocido en una etnia y cultura especifica como autoridad o
asesor para la vida personal y social
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