martes, 4 de junio de 2019

CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DEL CONOCIMIENTO PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA ESCOLAR. Diana M . Méndez Gómez





“Si quieres llegar rápido, camina solo,
pero si quieres llegar lejos, camina acompañado”
Proverbio africano

Institución y Responsable de la Experiencia
Paulo VI Institución Educativa Distrital, Localidad de Kennedy, Bogotá Colombia.
Diana Marcela Méndez Gómez, Coordinadora Primera Infancia y Básica Primaria.

Objetivo
Generar herramientas formativas que permita a los niños y jóvenes proyectarse personal y socialmente en el mediano plazo, generando transformaciones en beneficio propio y comunitario.

Descripción Breve
La experiencia pedagógica que se presenta tiene una trayectoria de seis años de trabajo colectivo de los docentes de grados jardín a cuarto de Primera Infancia y Básica Primaria de la jornada mañana en su construcción y que bajo el liderazgo de la coordinadora Diana Marcela Méndez Gómez, que desde hace tres años en su fase de implementación ha involucrado al equipo docente de los mismos grados de la jornada tarde.

Esta es una experiencia pedagógica de formación centrada en el desarrollo del Ser, en particular en la construcción y desarrollo del Proyecto de Vida de los niños y niñas, el cual se concreta en unas cartillas de creación propia, que, con la autogestión del equipo directivo/docente consiguieron apoyo económico por parte de la Secretaria de Educación del Distrito (SED) para la publicación de este material didáctico en el Nivel de Primera Infancia o Ciclo Inicial.

La experiencia en su fase inicial fue socializada y reconocida en el año 2015 en el Foro/feria Educativo a nivel institucional para representación a nivel local, siendo una de las nueves mejores seleccionadas en la localidad de Kennedy debido a que ha propiciado los espacios de diálogo de saberes y construcción colectiva de conocimiento entre pares, participando en el Foro Distrital y obteniendo el recurso económico para la institución que permitió la impresión de las cartillas de los grados segundo, tercero y cuarto de Básica Primaria.

La propuesta de implementación del Proyecto de Vida a través de este material, se realiza de manera diferenciada para los diferentes grados y ciclos educativos de Educación Inicial y Básica Primaria considerando la importancia de las Transiciones[1], a partir de cuatro ejes articuladores: Socio-afectividad y sexualidad; Dinámica corporal; Convivencia y Ciudadanía y por último, Educación Financiera y Emprendimiento.

El desarrollo de cada eje dentro del material didáctico contiene actividades que se direccionan hacia el desarrollo de las capacidades ciudadanas y convivenciales esenciales en los niños y las niñas, tales como: Sensibilidad, Manejo emocional, Cuidado y autocuidado, Identidad, dignidad y derechos, Sentido de Vida, El cuerpo y la naturaleza, Deberes y respeto por los derechos de los demás y Cuidado de lo público y participación.

La secuencia didáctica planteada en las cartillas se basa en la educación en ciudadanía y convivencia desde el enfoque basado en la experiencia, la problematización y la reflexión individual/colectiva sobre vivencias en torno a las relaciones Intra e Inter personales y al Proyecto de Vida[2]: lo cotidiano es estudiado, cuestionado y repensado de manera significativa. En dicha secuencia,  los protagonistas son Paulito y Paulita, un niño y una niña (haciendo referencia al nombre de la institución educativa) con afinidades e intereses propios de la etapa del desarrollo en la que se encuentran los estudiantes a los que está dirigido el Programa de Formación.

Murillo, 2008, destaca a las familias de los estudiantes, principalmente de los sectores menos favorecidos en términos de oportunidades, como uno de los actores que influyen en los desempeños educativos de tres maneras: en la relación y apoyo que prestan al estudiante, en la participación e involucramiento en la escuela y en las expectativas positivas que sostienen ante la escuela y los profesores. En consecuencia, el programa formativo se ha sostenido al punto que a partir del año 2018, se han seguido vinculando las familias[3] como primeros agentes socializadores, a través de la adquisición del material impreso y el acompañamiento y apoyo en la construcción de los proyectos de vida desde el entorno familiar.

Referentes Teóricos y Metodológicos

Parte de la implementación de estrategias de “Diagnóstico de factores de riesgo de la Convivencia y la Protección Escolar” y el “Análisis de Manuales Escolares”, a través de la cartografía social como herramienta que vínculo la participación de los diferentes actores del comité de convivencia y del gobierno escolar y en consecuencia un proceso de Investigación y Acción Participativa (IAP).

Para la construcción del material, el enfoque metodológico adoptado fue el de  Reflexión Acción Participativa (RAP) en el que la construcción del conocimiento parte de las experiencias y el reconocimiento de las capacidades individuales y colectivas del equipo docente para transformar la realidad, a través del diálogo de saberes, la reflexión permanente y sistematización del proceso como referentes en el marco del pensamiento crítico.

Este ejercicio intelectual promovido desde la dirección escolar, favorece la construcción colectiva del conocimiento donde cada miembro del equipo docente de Primera Infancia/Ciclo Inicial y Básica Primaria, aporta su saber y experiencia al servicio de un proyecto común que se materializa en la formulación de la secuencia didáctica plasmada en las cartillas y como estrategia pedagógica de formación transversal donde se articula la cátedra de paz, el área de ética y valores humanos y el proyecto de ciudadanía y convivencia al plan de estudios de la escuela.

Así, en primer lugar se concibe la escuela como el espacio que posibilita la construcción de mínimos éticos que sirven de referencia para la vida y la convivencia[4]. Para la escuela del siglo XXI se presentan retos en torno a la calidad educativa que se insertan en el marco de los Derechos, que trascienden lo académico y que incluyen aspectos como la conciencia en sus diferentes niveles personal, intrapersonal y comunitario[5].  Es decir, la convivencia se enmarca en la participación como seres sociales en actividades grupales que garantiza posibilidades de desarrollo, humanización e inserción cultural.  Hoy en día, y en el marco de derechos en donde se ubica la educación, se debe incluir aspectos como la dignidad humana, el reconocimiento de la diferencia, la divergencia y el conflicto como factores inherentes a la complejidad del ser humano.

A partir de esta metodología, se trabajaron las representaciones sociales comprendidas como los conocimientos ordinarios, comunes o cotidianos sobre el objeto social que abarca en ella mucho más que su mera existencia autónoma. En este orden de ideas, la construcción del conocimiento cotidiano es mediatizada por la experiencia de cada individuo, de la información y de los modelos sociales de pensamiento que se construyen de manera diferenciada en contextos culturales y épocas particulares como consecuencia de la conjugación de elementos psicológicos, cognitivos y socio-culturales.  En consecuencia, comprendemos como representaciones todas aquellas ideas, nociones, creencias, opiniones que se tienen con respecto al mundo, la sociedad, la escuela y sobre si mismos; las cuales se construyen desde la perspectiva de teorías del sentido común, sin una aparente organización y lógica del pensamiento científico pero a través de las cuales existe comunicación permanente en los espacios familiares, comunitarios y socio-ocupacionales.

Por tanto, desde Mora y Jaramillo (2003), la cartografía social, considera como uno de sus principios fundamentales la participación de las personas en todo el proceso. Es una planeación de abajo hacia arriba y democrática con la participación de los actores locales.

La cartografía nos permitió entre otras cosas, tomar conciencia sobre a realidad escolar, los conflictos y las capacidades individuales y colectivas. Ampliar la perspectiva de reflexión como herramienta en el marco del pensamiento crítico para consolidar lecturas y visiones frente a la escuela como espacio en un tiempo específico 2012-2013 y en consecuencia, generar complicidades frente a posibles escenarios futuros en donde cada integrante tiene un rol específico a asumir. En este orden de ideas, tanto los talleres como la cartografía social se constituyen en herramientas dentro de la Investigación y Acción Participativa (IAP), en donde la participación activa de los miembros de la comunidad educativa es indispensable, en cuanto a los primeros sujetos conocedores de las problemáticas.

Sin lugar a dudas, en este momento de nuestra historia, jugó un papel importante la sensibilización y el reconocimiento de ellos, en su persona, liderazgo, sus potencialidades y capacidades al estilo de Nussbaum, reconociendo que se necesita mucho más para que una educación contribuya de verdad al desarrollo humano (Nussbaum, 2012).

Acompañado de un proceso de reconocimiento más que de caracterización que trascienda el plano de las limitaciones dadas por los contextos sociales, económicos y políticos, la mirada a los indicadores en cuanto a bienes y posesiones materiales y permitiese el verse más allá, en un sentido que trascienda su subjetividad en términos de derechos y exclusiones.  Ese más allá, incluye entre otros sus intereses, sus capacidades, sus proyecciones, retos y desafíos que “en un   orden político aceptable está obligado a procurar a todos los ciudadanos un nivel umbral de las siguientes capacidades centrales: Vida, Salud Física, Integridad Física, Sentidos, Imaginación y Pensamiento, Emociones, Afiliación, Otras Especies de Juego y Control sobre el propio entorno (Nussbaum, p. 53, 2012).

Articulación con el Modelo de Orientación Transicional para el Sentido de Vida[6]

En este apartado se describen algunas relaciones entre el Modelo de Orientación Transicional  para el Sentido de Vida con la Experiencia Pedagógica.

Eje pedagógico. Sentido de la Vida Académica-Laboral Conciencia Crítica Aptitudinal (Aprendizajes Conceptuales)[7]
Bogotá, capital de Colombia, conocida como la metrópoli de Suramérica y que se encuentra generalmente convulsionada, se encuentra tiempo para todo menos para pensarse como individuo y menos aún para pensarnos como colectividad, como comunidad y sociedad. 

Parece increíble, pero en ese panorama, uno de los principales logros de la experiencia pedagógica, ha sido la promoción del trabajo en equipo por parte de los docentes de aula y docente directiva coordinadora, reconociendo al colectivo de maestros como comunidad que crea y construye conocimiento a través del liderazgo pedagógico del directivo docente, transitando la Institución Educativa de manera paulatina hacia una organización que aprende. Esto parte del reconocimiento del rol del coordinador en torno a la gestión y el liderazgo escolar articulado con el docente, reconociendo los desafíos de la gestión escolar y en consecuencia liderazgo en procesos de mejora y por último el rol del coordinador en los proyectos de vida de los estudiantes. 

Su construcción e implementación, se ha desarrollado a través de constantes prácticas de reflexión, acción y participación que además de contribuir a la consolidación de escenarios de paz, permiten el desarrollo de una ciudadanía y convivencia responsable donde se aporta significativamente en la formación de estudiantes como sujetos empoderados, creativos y críticos de los diferentes grados de Ciclo Inicial y Básica Primaria.

De lo anterior, se deriva la necesidad de abordar el “pensamiento crítico” desde una postura que inicia con el desarrollo de habilidades comunicativas en los niveles de lectura, escritura y oralidad[8] como posibilitadora inicialmente de la participación y en consecuencia de la construcción de procesos argumentativos.  Esta articulación con la propuesta del modelo en este eje, en torno al desarrollo de habilidades comunicativas específicas dentro de la concepción de “Inteligencia Lingüística que incluye la comprensión oral/ escrita y la expresión oral/escrita”, que trasciende el propósito de optimizar el proceso de aprendizaje, hacia el propósito de optimizar el proceso de enseñanza. Esto conduce, tanto al disfrute de la experiencia educativa en calidad de estudiantes pero esencialmente en calidad de docente y directivo, adaptándose a las exigencias académicas y laborales respectivamente.  Lo anterior, acudiendo a la reflexión de Tojier, 2019 en tanto que “El primero que debe llegar feliz a la escuela/aula es el docente/directivo. Transmitir conocimiento es importante pero la felicidad es fundamental”.

Partiendo del hecho de haber caído en la desidia, en el desánimo y la evasión de clases y del sistema escolar conocido como deserción por pérdida de año escolar por parte de los estudiantes, acompañado de verse en el espejo de unos adultos que ya no le encuentran pasión ni sentido a la escuela como escenario en el que ejercen su rol académico-laboral, había que recurrir a la seducción y provocación para encontrar un sentido[9] a través del proyecto de vida.  Después de todo, en el proceso, el respeto se ha constituido en el fundamento, porque desde el comienzo se definieron y establecieron reglas concretas. Y nos referimos a “puesto en el tapete”, para que todos definamos si son estas u otras las que vamos a adoptar y definir, trascendiendo con ello el de “impuestas” que es lo que comúnmente solemos acostumbrar a hacer como adultos.

Eje Socio-Afectivo: Saber Estar/Convivir[10]

En estos saberes, se reconoce la escuela como espacio transmisor de valores y de estrategias que permiten la transformación de conflictos, no solo donde estos se dan sino donde se enseña a transformarlos. Además de ser el ámbito escolar el escenario propicio para tramitar y transformar el conflicto, debe promover el reconocimiento y la autonomía, apoyar el acceso de información  para acceder a bienes y servicios sociales, económicos y culturales y promover la igualdad y la equidad que trasciende en vivir para manifestarse en una esfera de Sentido de la Vida. El reto es evaluarla y vincular a (Paulito y Paulita) en una interacción más directa, quienes se enfrentan a situaciones donde ponen en juego sus habilidades sociales y capacidades ciudadanas, en lo que el modelo concibe como Conciencia Social y Desarrollo Moral[11].

Eje Orientación para la Vida en Comunidad (Alteridad Asertiva[12] y Liderazgo Empático[13])

Esta experiencia se enmarca en la dirección y liderazgo, en el rol del coordinador en los proyectos de vida de los estudiantes y en el área de gestión de la comunidad, donde se ve reflejada la manera cómo el directivo docente coordinador se convierte en gestor y promotor de la sana convivencia en la institución y legitima a través de su actuar, como autoridad de convivencia y referente en la resolución de conflictos en la escuela lo que denota su papel trascendental en la calidad educativa de la institución y que tiene su origen en el “Ser Orientador como un estilo de vida con sentido.”

Desde la mirada del equipo creador de la propuesta, la experiencia está definida como “una práctica pedagógica alternativa innovadora y transformadora en la escuela, que aporta a la construcción de ciudadanía y convivencia desde las diferentes áreas para la formación integral del Ser”. El programa de formación desarrollado en las cartillas se propone continuar su implementación desde los ejes propuestos y adicionar Orientación Vocacional en cada ciclo bajo la perspectiva de la transversalidad para transformar la escuela y en consecuencia el sentido de quienes la transitan como territorio de paz. 

Referencias Bibliográficas


IDEP. Secretaría de Educación Distrital (2010). Aula Urbana No. 75. Bogotá.
Mora, H. y Jaramillo, C. (2003). Aproximación a la construcción de cartografía social a través de
la geomática. Centro de Investigaciones y desarrollo. Universidad de Manizales.            Recuperado de: http://www.umanizales.edu.co/programs/ingenieria/ventana/ventana11/cartografiasocial.pdf
Nussbaum, M. (2012). Crear Capacidades “Propuesta para el desarrollo Humano”. Barcelona:
            Editorial Paidós.
RELAPRO (2018). Red Latinoamericana de Profesionales de la Orientación. Modelo     pedagógico Bio-Psicosocial de Orientación Educativa. Orientación Transicional     para El            Sentido de Vida. En: Revista   Latinoamericana de Orientación y Desarrollo Humano. 
            Recuperado de:          https://issuu.com/amilkarbrunal/docs/orientaccion_2018_orientaci_n__tran
Secretaría de Educación del Disrito. Subsecretaria de Integración Interinstitucional (2014).       Lineamiento Pedagógico de la Educación para a Ciudadaná y la Convivencia. Bogotá.

                                                   


[1] Las adaptaciones del concepto de “Transicionalidad” de D. Winnicott se aplican al contexto curricular interpretando los ciclos educativos como espacios transicionales y los proyectos de vida como objetos transicionales en sí mismos asociados con objetos transicionales entendidos como las titulaciones o certificaciones que legitiman las transiciones entre el mundo académico y el mundo del trabajo normal (Brunal, 2014)
[2] Los proyectos como fenómenos transicionales son entendidos como aquellos que  (cuestionando las condiciones de vida represivas, discriminatorias y/o limitantes), construyen el Poder ser social desde la resiliencia (Vásquez, 2017)
[3] Desde esta mirada de La familia y la escuela como escenarios fundamentales de construcción de subjetividades, resulta necesario fortalecer los procesos formativos que se realizan desde la escuela y desde el campo de la orientación escolar en los niveles comunicativo, socio-afectivo y académico que permitan, especialmente a os estudiantes, tener una base de reflexión crítica y de apoyo para desenvolverse ante la realidad social y actual …(Mora, 2018) En Familia, escuela y subjetividad.
[4] IDEP, Secretaría de Educación Distrital (2010). Aula Urbana No. 75. p. 2.
[5] RELAPRO (2018). Modelo Latinoamericano de Orientación transicional para el  Sentido de la Vida. Con fines programáticos, dicho concepto (conciencia) se categoriza en tres áreas: el área personal, el área académica-laboral y el área comunitaria (Conciencia moral)
[6] Concepto aportado por Mas Sefotho. (South África) II Congreso RELAPRO (Bs. Aires, abril 2017).
[7] Entendido como el proceso de asesoría pedagógica transicional que se da acorde con las necesidades de identidad y entendimiento de los orientantes en las transiciones entre ciclos académicos, a partir de la diferenciación por grados y ciclos que se da en el material y que tiene en cuenta, entre otros, su proceso biopsicosocial y el aprendizaje significativo propuesto por Ausubel en ambientes de aprendizaje programados (DUA- Diseño Universal del Aprendizaje) y en torno a la secuencia didáctica establecida de manera diferenciada para cada grado implica el diseño y cumplimiento de programas/proyectos/experiencias para cumplir tareas académicas en periodos de tiempo auto establecidos como parte de la autodeterminación, de acuerdo con lo que establece el modelo en este eje.
[8] Diálogo que incluye las directrices emanadas del Modelo en torno a la Cualificación continuada de Habilidades Comunicativas Específicas inicialmente en el equipo docente/directivo y luego en estudiantes.
[9]Este dar sentido -haciéndolo consciente- a su entorno, al mundo de la vida, es una tematización de la conciencia crítica (desde la fenomenología) y su aplicación en el aula/escuela. La agencia es darse cuenta como le damos sentido a nuestro mundo “escolar”, con el agenciamiento, deconstruyendo para reconstruir y repensarnos, construyendo, los agenciamientos (movimientos), como una acción “innovadora” de transformación (Borja, 2018) en Sentido de la Escolaridad Fenomenología de la Escuela para los estudiantes.
[10] A partir del concepto de Saber Estar/Convivir, en términos del desarrollo de la Conciencia Moral
[11] La construcción de “persona”, implica reconocer que la persona es un ser social, producto y síntesis de un conjunto de relaciones sociales que contraen los hombres en un determinado contexto histórico y sociocultural. Es decir que la conducta, el comportamiento, los aspectos socio afectivos y socio emocionales de cada persona en singular deviene de esos contextos y relaciones sociales. (Palacios, 2017)
[12] Posibilidad cognitiva de valorar y alternar la perspectiva personal con la de los otros en función de la comprensión mutua, facilitando así el respeto por todas las relaciones humanas en función de la realización ética de necesidades axiológicas (Vásquez, 2017)
[13] Capacidad cognitiva de percibir y valorar en un contexto social lo que otra persona puede sentir en función del proceso de toma de decisiones. El liderazgo empático es una de las habilidades blandas (soft skills) imprescindibles para desempeñarse en cualquier ámbito laboral (Vásquez, 2017)

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