Sección: LA ORIENTACIÓN EN EL MUNDO
El presente articulo es tomado, con autorización de la autora, de la
Hoja Informativa de la Asociación Internacional para la Orientación Educativa y
Vocacional. Num. 83, Mayo, 2019. (IAEVG,
siglas en Inglés). Pp. 14-19
FACILITANDO LA CONSTRUCCIÓN DEL PROYECTO DE VIDA DE
LAS MUJERES DESDE SU COMPETENCIA RELACIONAL
Por María Luisa Rodríguez-Moreno, Profesora Emérita
de la Universidad de Barcelona (España) (luisarodriguez@ub.edu; https://guidanceinspain.blogspot.com)
EL PROYECTO DE VIDA: ALGUNAS APROXIMACIONES
El proyecto de
vida ha sido un tema muy tratado en la investigación y en la literatura
francófona. Se han dado numerosas definiciones desde los diferentes modelos
adoptados. Cito alguno de ellos: Boutinet (1990) presentó el proyecto de vida como «el resultado de
relacionar categorías del pasado con acciones del presente, con el fin de
preparar el futuro»; Etiénne, Baldy & Benedetto (1992) afirmaron que
proyectar es una anticipación, mediando la intencionalidad y la autonomía
personal y que supone cuestionarse la validez de los objetivos repensando radicalmente las intenciones originales;
la intencionalidad y el compromiso son dos de las variables básicas del
proyecto vital; Batini (2006) lo define y lo
clasifica en cuatro fases: definir el objetivo profesional, hacer un listado de
los recursos con que se cuenta, señalar las relaciones personales y las
conexiones que se han creado y señalar las etapas que se van a programar; Carneiro et al. (2015) (Fig.1)
integran el proyecto de vida en el proceso de desarrollo de la carrera;
Mundo
imaginado o ideal Realidad
Figura 1. Lógica de una dinámica procesual
hacia la consecución de la carrera (Carneiro et al., 2015)
Y Goguelin & Krau (2015) (Fig. 2) subdividen el
proyecto de vida en cuatro subproyectos. En el subproyecto “Poder” se ubicaría
la dimensión relacional:
Figura
2. Los subproyectos de Goguelin y Krau (1995)
De esas definiciones se deduce que proyectar es un
complejo proceso de introspección que implica saber anticipar el objetivo,
definir los recursos precisos, planificar las etapas e imponerse como obligación
llevar a cabo lo proyectado (Más detalle en Rodríguez-Moreno, 2003).
PROYECTO
DE VIDA Y DIMENSIÓN RELACIONAL DE LAS MUJERES
Cualquiera de los modelos existentes de proyecto vital
contempla la dimensión comunicativa o relacional. La posibilidad de relacionarse
o conectarse con los otros provee de recursos emocionales aplicables a
multiplicidad de ámbitos (trabajo, personalidad, contexto comunitario, familia)
incluso con probadas repercusiones en la estructura cerebral. Aquí me interesa
profundizar en el concepto de dimensión relacional que se enraíza en el
activismo feminista de finales del siglo XX.
El término “relacional” asume que los seres humanos están
dispuestos para conectar significativamente con los demás. En las primeras
investigaciones, lo relacional se refería a la mujer, pero actualmente se está
instalando una corriente intelectual que pretende explicar la conducta humana
en diferentes culturas, tiempos y escenarios vitales, referida a cualquiera de
los sexos. La competencia relacional (incluida
generalmente en las competencias sociales) exige todo un abanico de capacidades
para conectarse interpersonalmente de manera eficaz y útil, en el camino de la
construcción de la identidad personal.
ALGUNAS
TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LA DIMENSIÓN RELACIONAL. LA MATRIZ RELACIONAL
El psicoanalista Mitchell (1988) cofundador de la Asociación Internacional para la
Psicoterapia y el Psicoanálisis Relacional (IARPR) inició el psicoanálisis
relacional proponiendo el paradigma de dos dimensiones -la interna y la
externa- de la relación con los otros. Previamente, Mitchell habían publicado,
con Greenberg (1983) la obra “Las relaciones de objeto en la teoría
psicoanalítica” en la que distinguían dos enfoques psicoanalíticos: el modelo
pulsional y el modelo relacional en que subsumieron conceptos del Psicoanálisis Interpersonal, de la Teoría de las Relaciones de Objeto y de
los desarrollos de la Self-Psychology.
Se iba construyendo así la que se denominó “matriz relacional” de tres
dimensiones, el sí mismo (las representaciones
que una persona tiene de sí misma); el
objeto (las representaciones que tiene de otras personas significativas) y el campo interactivo (estilos o pautas
de intervención con los otros). (Fig. 3).
Relación
Fig. 3. La matriz relacional (inspirada en S. Marín, 2014)
La matriz relacional trascendió la lógica individual de
las teorías psicoanalíticas y abrió inmensas perspectivas al paradigma
relacional. Cito algunas teorías sobre la competencia relacional desde la
perspectiva de género:
1. Josselson (1992) afirma que las mujeres distinguen su “yo”
conectándolo con el de los demás porque su identidad se enraíza en una red
relacional. “Desarrollarse-en-relación”
es el punto neurálgico de la identidad femenina.
2.
El
Equipo del Stone Center (1981) presta
atención específica a las experiencias de mujeres, infancia y familias a través
del programa Relational Cultural Theory
(RCT), según el modelo “el-yo-en-relación”. Sostiene que la
identidad de las mujeres se organiza alrededor de la capacidad de establecer y
mantener conexiones con los demás.
3.
Carol Gilligan (1993) incluye la relación con los demás en lo que
denomina la “ética de la solicitud”,
que es atender y tener en cuenta a los otros a la vez que esos otros te tienen
en cuenta a ti. La capacidad relacional es, para Gilligan, la capacidad de
colocarse en el universo de los otros sin perder el sentido de lo propio, y de
aprender de ellos poniéndose en su lugar. La relación, para Gilligan, es una
cuestión que implica un compromiso afectivo compartido.
CONTRIBUCIÓN DE LA PSICOPEDAGOGÍA AL
PERFECCIONAMIENTO DE LA COMPETENCIA RELACIONAL FEMENINA: SUGERENCIAS
La psicopedagogía contribuye a
perfeccionar la competencia relacional enseñando a la mujer a gestionar sus recursos personales (sentimientos, emociones, capacidad de razonar,
tendencia a actuar, consciencia de la propia conducta o sensibilidad respecto
al contexto) favoreciendo la construcción de la identidad personal al elaborar el proyecto (Cusinato,
2013). En
el marco de las competencias transversales (específicamente en la competencia
comunicativa) la competencia relacional se desarrolla de acuerdo a la edad y al
bagaje competencial previamente adquirido; y, en muchos casos, actúa a modo de
terapia (más profundamente que algunas terapias específicas).
Las
metodologías más corrientes para
mejorar la competencia relacional oscilan entre la instrucción verbal, el
intercambio presencial maestro/alumno o mentor/tutelado, la mera conversación o
diálogo abierto, y el uso de ejercicios psicofísicos de relajación, concentración,
tareas específicas, con variedad de recursos didácticos construidos si puede
ser ad hoc) y, especialmente, la
narrativa.
En
efecto: una de las metodologías más favorecedoras de la pulsión relacional es
la de enseñar a las personas a expresarse; a narrarse a sí mismo; a poner negro sobre blanco todas sus
preocupaciones, proyectos, dudas, ambiciones y esperanzas. Se trata de enseñar
a las mujeres a redactar autobiográficamente su proyecto de vida para que pueda
comprender su significado y su impacto en
otras personas.
Los teóricos de las narraciones
de vida están de acuerdo en afirmar que, al llegar a la adultez, mujeres y
hombres alcanzan el tiempo del
cumplimiento, del balance de lo
hecho, de dar cuentas de lo vivido. La narrativa autobiográfica es una de las
mejores maneras de recomponer los fragmentos de una vida, de anudar y reanudar
(tejer) los hilos de la experiencia pasada, de releer un texto vital cuyas
partes más significativas ya están escritas. La vida se va escribiendo a medida
que se vive, aunque nunca acaba de ser escrita porque está hecha de vacíos, de
silencios y de agujeros indecibles (inenarrables). Las personas intentan
reescribir su vida lo más perfectamente posible para alcanzar el máximo rigor y
sentido.
Escribir
la autobiografía es, en cierta
manera, conseguir la paz interior, enfrentándose al dolor o a la inquietud de
los recuerdos, a través de un pacto
consigo mismo/a, con los demás y con la vida (Lejeune, 1996). Esa paz o
paréntesis (la tregua) produce un a modo de síntesis entre lo emotivo y lo
intelectual acercando al autobiógrafo a una personalidad múltiple tal como dice
Yourcenar (1982) al referirse a su propia persona como un “conjunto de
materiales diversos amontonados sin orden” que le confieren dimensiones
multiformes. En el caso del relato de vida, esa síntesis se traduciría en la
posibilidad de explicar varias vidas, vivir otras vidas en la propia vida -como
sugieren Las Moradas” de Teresa de Jesús (1948)- o imaginarlas a la hora de
autobiografiarse.
Las razones para narrarse
son variadas y cubren un amplio espectro; las más significativas: razones íntimas (describir una
trayectoria vital, retratarse a sí mismo, recomponer retrospectivamente la
propia personalidad -el yo-; examinarse a
sí mismo, ir a la búsqueda del tiempo o de la felicidad perdida, evocar la
memoria nostálgica); deseo de contribuir
con una vida testimonial (intenciones ejemplificadoras o modélicas); necesidad de cerrar una etapa o un
quehacer vital extenso (cerrar períodos globales, querer decir la verdad,
reconstruir el mundo); prepararse para la
muerte, enfrentarse al destino, y
muchas otras[1]. Narrarse es una cuestión no sólo personal, sino
social. De hecho, exige un pacto con el lector que garantice la sinceridad y la
veracidad. Lejeune explica así el
concepto de pacto autobiográfico:
“El pacto autobiográfico es el compromiso que
asume un autor de contar directamente su vida (o una parte o un aspecto de su
vida) en base a una actitud de veracidad. El pacto autobiográfico es algo
opuesto al pacto de la ficción. Cualquiera que os ofrezca una novela (aunque
esté inspirada en su propia vida) no os pide que creáis que todo lo que cuenta
es cierto. Simplemente se trata de “jugar a creérselo”.
Hay variados géneros
autobiográficos: diarios íntimos, cartas, libros de viajes, memorias,
autorretratos, autoficción, crónicas, blogs personales, confesiones,
entrevistas, autobiografías
fotográficas, etc., todos posibles desde el abordaje narrativo.
ANEXO
Ejemplos de recursos didácticos
para su uso en talleres de narrativa vital:
EJEMPLO
1: MI AUTOBIOGRAFÍA[2]
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Explicación de la tarea a
realizar y objetivos
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Se trata de aprender a reflexionar sobre la
propia historia personal, vital y académica previas a las transiciones desde
la carrera a sucesivos estudios u otros momentos críticos, en especial los
laborales. La revisión autobiográfica es, de hecho, la actualización del
presente en función del pasado próximo y remoto para ir planificando el
futuro.
Sería, fundamentalmente, responder a la cuestión:
¿Quién soy ahora? La toma de conciencia y la respuesta a esta pregunta
vendrán favorecidas por la redacción de una breve autobiografía en la cual
clasificar, ordenar y sintetizar los sucesos pasados y actuales para
revisarlos inmediatamente.
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Actividad: Construye tu mapa
autobiográfico
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1.
Anota los acontecimientos que consideres significativos y la fecha en que
tuvieron lugar. Pueden ser historias, recuerdos, crisis, y todo lo que crees
que ha influido en lo que eres ahora, tanto desde la perspectiva familiar,
como académica o social.
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Acontecimientos que creo significativos en mi
biografía
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Año/Años
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¿Por qué es importante para mí?
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1.
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2.
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3.
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4. Etc.
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Ejemplo 2: ¿Qué significa y qué comporta conocerse a
sí mismo?[3]
Conocerse a sí mismo no es tarea fácil.
Recordad que la máxima “Conócete a ti mismo” estaba inscrita en la entrada del
templo de Delfos en la Grecia clásica, como invitación al autoconocimiento y al
perfeccionamiento personal. Platón reproducía este pensamiento de su maestro
Sócrates. Conocerse a sí mismo implica examen interior, introspección, a través
de juicios ponderados y objetivos, examen de los propios puntos débiles y
-también- de los fuertes, conocimiento de las propias pasiones y áreas de
desarrollo vital. Conocerse a sí mismo es aceptar los juicios del resto de las
personas sobre nuestra conducta y modo de ser. Algunos teóricos afirman que
conocerse a sí mismo es un mito o una falacia. Que es cosa imposible.
Son varias las dimensiones que conforman la
esencia de ese “conocerse a uno mismo”: Inteligencia, aptitudes, intereses, autoconcepto, estructura de la
personalidad y muchas otras.
Un acercamiento a esas dimensiones se puede apreciar a través de los conocidos tests psicométricos o a través de la
observación y de la entrevista. Pero por muchas mediciones que el psicopedagogo
haga, siempre habrá un punto inefable, imposible de alcanzar, que nos explique
verdaderamente quiénes somos.
Podéis consultar el, Eysenk Personality Qüestionnaire (EPQ) (www.teaediciones.com) como ejercicio introductorio para conocer
alguna prueba de medición de la personalidad.
REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA
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di un obietivo professionale. En F. Batini & N. Giaconi. Orientamento
informativo. Percorsi e strumenti per la scelta formativa e professionale.
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Boutinet, J.-P. (1996). Anthropologie du projet. Paris: PUF.
Cambi. F. (2002). L’autobiografia come metodo formativo. Roma-Bari: Editori Laterza.
Carnerio, J., Taveira, M.C. & Llanes, J.
(2015). Cómo orientar la gestión de la
carrera profesional. Barcelona: UOC.
Cusinato, M. (2013). La competenza relacionale. Milano: Springer-Verlag.
De Mattei, R. (1990). La musa autobiografica. Firenze: Casa Editrice Le Lettere.
Demetrio, D. (A cura de) (1995). Per una didattica dell’inteligenza. Il
metodo autobiografico nello svilupo cognitivo. Milano: Franco Angeli.
Étiénne, A., Baldy, R. & Benedetto, P. (1992).
Élaborer un projet c’est avoir l’intention de l’éxecuter, sinon s’est un rêve.
En Le projet personnel de l’éléve.
Paris: Hachette.
Galle, H. et al.
(2009). Em primeira pessoa:
Abordagens de uma teoria da autobiografia. Sâo Paulo: Annablume.
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Unicopli. Col. Scienze Umane.
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(1992). Projet professionnel, projet de
vie. Paris: Éditions ESF. Col. Les hommes et l’Entreprise.
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Relations in Psychoanalytic Theory. Cambridge, Mass.: Harvard
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Guilligan, C. (1993). In a different voice: psychological theory
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Lejeune, Ph. (1996). Le pacte autobiographique. Paris: Éditions du Seuil.
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Antioquía, 6(1), 125-140.
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construcción del proyecto profesional. Bilbao: Desclée de Brouwer.
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(coord.) (2011). Estudios universitarios,
proyecto profesional y mundo del trabajo. Herramientas para elaborar el
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Schettini, B. (2004). Le memorie dell’uomo. Il lavoro narrativo della mente fra
retrospettiva, prospetticità e autobiografía. Milano: Angelo Guerini e Ass.
Stone Center (1981). Actualmente ha devenido
Wellesley Centers. Véase el escrito de Baker, J. et al. (1991). Some misconceptions and
reconception of a relational approach. Paper No. 49. https://www.wcwonline.or/vmfiles/49sc.pdf.
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Yourcenar, M. (1982). Memorias de Adriano. Barcelona: Edhasa. 25-32.
[1] Para más detalle y profundización, remito
al lector al libro de Jean-Philippe Miraux (2005). La autobiografía. Las escrituras del yo. Buenos Aires. Editorial
Nueva Visión. Pp. 31-65. Es la traducción del original en francés de 1996: L’autobiographie. Écriture de soi et
sincerité. Paris: Nathan-Université.
[2]
Este es uno de los muchos ejercicios que publicamos en 64 páginas en el
libro Estudios universitarios y mundo de
trabajo. Cómo elaborar el proyecto profesional. Barcelona: Servei de
Publicacions de la UB. 2011. Vid el link: http://www.publicacions.ub.edu/liberweb/mundo_trabajo/cuestionario.pdf
[3] Éste
es un ejemplo de las actividades lúdicas (posts)
que ofrezco al alumnado del Máster de Psicopedagogía de la Universidad
Internacional de Barcelona (UNIBA).
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